miércoles, 7 de diciembre de 2011

Soy parte de la historia de Chile


Me levanté a las once y tenía sueño porque nunca me acostaba hasta 3 de la mañana. Siempre me quedaba en la cama de mi mamá y mi hermano anfitriones y tejíamos hasta no poder mantenernos despiertos. No quería irme para la protesta por la educación debido a esto. Mi hermano anfitrión, Nico, me había invitado a la protesta la noche anterior, porque él iba a tocar la trompeta con algunos de sus compañeros de la universidad. Él ya se había ido para la protesta en el centro de Valparaíso. Estas protestas eran muy importantes a él porque él estaba muy involucrada en la política. Me podría haber quedado en la casa con mi mamá y podríamos haber tejido todo el día, pero tomé la decisión de irme para la protesta.
Con pasar me vestí y le saludé a mi mamá y ella me dijo, "¡Cuidado...pero disfruta con Nico! ¡Tienes que saber lo que pasa en las protestas aquí!" Con esta información, había tomado que tomé la decisión correcta. Bajé de mi casa a la calle llena de perros vagos, o se llama "kiltro" en Chile, y llegué a la parada de autobús. Subí el primer bus, o en Chile "la micro", con la señal, "Errázuriz", la carretera principal en Valparaíso.  El conductor condujo por el Océano Pacífico y me di cuenta que no iba a ver este océano cada día después de este viaje. En este momento me encontré muy feliz que iba a la protesta porque no tendría otra oportunidad para ser un parte de la historia en Chile. Quería aprovechar cada momento en Chile.
Bajé de la micro en la Estación Puerto, que estaba ubicado cerca de la armada, donde la protesta empezó.  Había tanta gente en la plaza frente a la armada. Seguí la calle Prat para encontrarme con Nico. Mucha gente tenían estandartes en contra del gobierno, el sistema de educación, Lavín (el ministro de educación), el presidente Sebastián Piñera, y la calidad de la educación que los estudiantes reciben. Llegué a la marcha y me encontré con miles de personas en las calles. Los estudiantes habían hecho señales representando su universidad. Algunos estudiantes hicieron una broma y habían hecho tanques de gases lacrimógenos, de cartón. Los conductores del tanque hecho de cartón les pegaron a los observadores con pistolas de agua. Caminé cinco cuadras hasta Plaza Victoria. Casi dos mil personas me pasaron durante el tiempo que esperaba a Nico, y él estaba en frente de la protesta.  Me quedaba en la esquina de Plaza Victoria por quince minutos hasta que me encontré con Nico en la muchedumbre.
Vi a Nico en la calle y estaba tocando la trompeta por las calles con un grupo de compañeros. Me junté con él, sus compañeros de la banda, algunas bailadoras con los cuerpos pintados y bailábamos por la calle. En este momento me di cuenta de que más gente que solo los jóvenes querían educación gratis por el país. Vi a mujeres ancianas en la esquina de la calle con un letrero que decía, “¡Abuelas por la educación!” Todas nosotros-jóvenes y viejos-bailábamos con la banda de Nico. Yo estaba feliz con el pensamiento de que todas las personas en esta protesta vinieron para estar juntos en una lucha contra el gobierno. Jamás en mi vida he visto algo como esta protesta.
En fin, llegamos al edificio del Congreso, veinte cuadras de la armada y todas las bandas siguieron tocando música en las calles. Había una gran mezcla de trompetas, tamborones, y voces. Había una banda en el escenario ubicado en frente del Congreso y nos paramos allí. Encontré a mi amiga extranjera, Chloe, en la muchedumbre. Escuchábamos y bailábamos a las bandas hasta que cada banda dejó de tocar después del otro, pero después de diez minutos, toda la gente en esta muchedumbre de diez mil personas, casi estaba en silencio. Los tanques de gases lacrimógenos vinieron del otro lado del Congreso. Los tanques no respondieron hasta que los manifestantes les tiraron rocas. Después, los estudiantes les tiraron rocas, los tanques condujeron por los manifestantes y les pegaron gases lacrimógenos. No pude encontrar a Nico, pero Chloe y yo corrimos para al micro en Errázuriz. No llegamos a tiempo para subir el micro y un tanque nos tiró gases y tuvimos que entrar a una licorería. Los dueños cerraron las puertas detrás de nosotros y miramos a la gente corriendo. Salimos de la botillería después de los manifestantes y los tanques se dispersaron, pero no pudimos ver ningún tanque. Los gases se quedaron y nos hicieron llorar.  Subimos a un bus lleno de gente que se escapaba de los gases y tosían de los gases. Nuestro maquillaje de ojo goteaba bajo nuestras caras. Era difícil de respirar en el espacio del bus y otra pasajera nos prestó un pañuelo para que nos pudiéramos lavar la cara. En el camino a nuestras casas Chloe y yo no teníamos miedo, pero estábamos muy emocionadas por ser parte de la historia de Chile!
            Llegamos a mi casa y vimos a Nico. Él también estaba muy emocionado y nos conversó a Chloe y mí de su experiencia por las calles. Me encontré tan feliz que pude ser parte de esta época en Chile porque era una revolución distinta de aquellos de los Estados Unidos y lo que he visto. Lo qué aprendí de esta experiencia es que hay que aprovechar nuevas experiencias en la vida, porque la vida va a pasar rápidamente. No fáltense experiencias porque se está cansado, se puede dormir en la tumba.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario